Las crónicas del año perdido (7)
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Barcelona,
El corazón de Cataluña.
De la Independencia.
El corazón de la ciudad late en un pulso particular porque hoy es un día de votación.
Hay ciudades que son insomnes y felices. Ciudades donde las calles son más que vivas, como si la sangre fluyera bajo el asfalto y cada piedra estuviera respirando.
Hay ciudades que tienen un efecto inmediato, que encantan y cautivan, ciudades que no requieren periodo de adaptación, ningún esfuerzo para sentirse bien; para decidir quedarse un día o toda la vida.
No es que se sienta como en casa. No es que la ciudad parece bella, aunque Barcelona es hermosa. No es que las personas que se encuentran por primera vez se parezcan más atractivas que en otros lugares. Lo que sean.
Es un sentimiento.
De repente estás en sintonía con un espacio-tiempo en perfecta armonía con lo que eres. Es como una nueva piel que se pega perfectamente a la tuya. Como una respiración perfectamente sincronizada con la tuya.
Te hace vacilar y estar en equilibrio; estas como electrificado y tranquilo. Como un volcán.
© LW, distorsión Bcn
Lo contrario también es cierto: hay ciudades que te adoptan.
Street art, barrio El Raval, Barcelona, colectivo Ateneu © LW, distorsión Bcn