Diario de una inmortal (4)

2 noviembre 1888 Soy la digna hija de una madre asesina.

Alargada, mi amante durmiendo a mi lado, me estremezco al recordar este intenso placer que proviene de la caza. Del olor de la sangre de quién, de repente, comprende que de cazador se ha convertido en una presa. Durante tres noches no sé dónde sacó la fuerza para no saltar a su garganta. Lo siguió a través de la red de las calles negras y grasientas, olfateando su ansiedad que, rápidamente, se ha transformado en angustia. Se volvió loco de saberse bajo vigilancia sin poder ver quién estaba detrás de él. Desde los techos lo vi, lo olfateó, lo atormentó y lo rozó, corriendo el riesgo de perder el control. Durante tres noches, sembré semillas de terror en el corazón de sus miserables y odiosos pequeños huesos humanos. Durante tres segundos, leí incredulidad y temor en sus ojos, antes de que me llenara de sangre hasta la última gota.

Jack destripado no desentrañará mas prostitutas, no rebanará cualquier garganta, no ofenderá a cualquier mujer. Me ocupé de tirar su cuerpo en una de las fosas comunes que usamos en todo el mundo para enterrar a nuestras víctimas. Que se pudra allí sin que nadie sea capaz de cumplir con sus restos.

De regreso a casa, tuve la desagradable sorpresa de encontrar a mi triste hermana y a su tonto marido, los dos cómodamente sentados en mi sala de estar. Fuera de sí misma, a Luce no le interesa nada. En cuanto a su esposo idiota, creo que cuando fue mordido no sólo le chuparon la sangre, sino también el cerebro en su totalidad.

Me tomó un paciencia de ángel escuchar como se van a desarrollar las festividades anuales de mi clan. Lo cual no fue suficiente! Necesité oírme decir y repetir que mi forma de vida no se ajustaba a la regla. Como si viviéramos en buen estado, mientras que nuestra condición de inmortales nos hace asesinos en serie! ¿A quién estamos engañando?

Mañana saldré de Londres a París, donde me esperan asuntos muy importantes.

Continuará…

Mary Jane Kelly © Wikepedia